domingo, 10 de julio de 2011

El caos me trajo paz y gratos recuerdos!

Ayer sábado 9 de julio me levanté con espíritu patrio y cual los representantes del pueblo argentino emprendí una tarea titánica... no fue recorrer kilómetros ni cruzar montañas ni nada de eso pero se asemeja bastante: me decidí a acomodar el cuarto de juegos de mis hijos!!!


No a juntar juguetes y meterlos en cajas... esto lo hago todos los días o me enojo mucho y a los gritos logro que ellos lo hagan pero, no, no fue esta tarea. Sino la terrible, minuciosa y cansadora tarea de juntar unas con otras las 3.000 piezas del rompecabezas, los 40 pares de zapatitos de Barbie, los tres modelos diferentes de casitas con accesorios, las herramientas de Manny en todos sus tamaños y así... Gracias a Dios, mis pequeños tienen muchos juguetes!


Mientras los acomodaba pensaba que, sin dudarlo, tienen muchos más juguetes que los que yo tuve en toda mi infancia y, ojo, no me quejo, tuve una linda infancia feliz con juguetes pero no tenía esta cantidad. De hecho, muchos los recuerdo específicamente y puedo contarlos.


Adoraba las muñecas, en realidad, adoro las muñecas (de hecho, colecciono muñecas de porcelana) pero no tuve Barbie. Tuve una hermosa y entrañable prima cercana de la Barbie a la cual adore durante todo el tiempo que compartimos... hasta el fatídico día en que nuestro perro collie Duque tuvo el mal tino de comerle una pierna!!
Ayer mientras empezaba a acomodar las muchas Barbies (y primas cercanas) que mi hija tiene, noté que estaban algo sucias producto del juego y decidí bañarlas a todas!! Ahhh, qué divertido. Al rato, mi esposo Ale me miró mientras pasaba por la puerta de la cocina para comentar: Mami, te estás divirtiendo con las muñecas? y sí, estaba en eso. En medio del caos de muñecas, ropita y agua estaba yo, peinecito en mano, peinándo y bañando a las muñecas. Por un momento, me sentí como Andy y Woody y reconocí en ellas y en mí esa maravillosa mirada de complicidad que sólo nos brota de los gratos recuerdos que vienen desde el niño dentro del corazón. Fue un momento mágico!
Y más allá de todo lo bueno y malo que la vida nos depara cada día, supe que necesitaba acomodar mis juguetes por una razón: reencontrarme con esa niña que soy.


Tuve ayuda al final? Sí, Agus se ocupó conmigo y Ale me dió una gran mano para poder terminar y seguir con nuestra rutina familiar. Los amo!

Saludos

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