Esta mañana de sábado tan característica del otoño, la aprovechamos para ir con Fede al zoológico. Fue su primera vez!! No se había dado la oportunidad de llevarlo antes y también esperamos para que él tuviera la edad justa para disfrutar del paseo.
Es muy lindo para los papás ver las caritas de los nenes cuando después de 20 veces que les dijiste... mira la cebra, mira el monito...!!! logran encontrarlos con la vista y sonrien asombradísimos!! Todos, todos, todos somos iguales en esa instancia!!! Al lado nuestro entraron una mamá con sus dos hijitas, una pareja de turistas brasileños, un grupo de jóvenes adolescentes... todos buscabamos las mismas cosas: ver a la jirafa, al león, al elefante... jugar con los patos o las martas que corren sueltos por el Zoo.
Alma de niños. Creo que eso es lo que compartimos los que disfrutamos de un paseo como este, fascinación por los animales que, aunque prefeririamos verlos en su habitat y libres, nos da ternura poder admirarlos así, cerquita.
Si se dan una vuelta algún día de estos, detenganse un momento a mirar las construcciones y objetos decorativos que completan el mundo del Zoo de la Ciudad de Buenos Aires.
El 30 de octubre de 1888, por Ordenanza Municipal, nace el Zoológico de Buenos Aires.
Su primer Director, Eduardo Ladislao Holmberg, un médico con inclinaciones naturalistas, dirige el Jardín Zoológico porteño durante 15 años. Él construye la casi totalidad de los recintos y lo hace con el concepto de esa época, basado en que el Zoológico era un paseo para la gente, destinando grandes extensiones de parque para ellos y poco espacio para los animales, razón por la cual los recintos son de tipo carcelarios. Por otro lado, sostenía que los edificios donde eran exhibidos los animales, debían responder arquitectónicamente al país de origen de los mismos.
La gran belleza de los edificios es lo que ha hecho que sean declarados "Monumentos Históricos".
Más allá de estas bellezas arquitectónicas, amenizan el paseo estatuas, fuentes, ánforas y toda clase de objetos decorativos que seguramente, en algún momento de la caminata, te llamarán la atención como a mí.
Hoy en la mañana, el otoño vivía en el zoológico y se hacia notar en el aire, en la llovizna y en las plantas y flores...
Cuando uno va dispuesto a disfrutar, todo tiene su encanto... tanto nosotros como Fede fuimos preparados para pasarla bien y eso hicimos.
Si queres ver el resto de nuestras fotos, hace click en la presentación. Besos!
2 comentarios:
Cristina, hoy descubrí tu blog. Me gusta mucho y seguiré visitándote. Saludos, Rosana
Gracias, Rosana, me alegro mucho que te haya gustado y te espero cuando gustes! Saludos, Criss.
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