sábado, 20 de noviembre de 2010

Me encanta la Navidad...

Siempre digo lo mismo... y es real, muy real! Me encanta la navidad...! Desde que yo era pequeña, el armado del árbol, la ansiedad de la espera de los regalos, los preparativos, el espíritu de la Navidad es especial para mí. En casa eramos 5, mi mamá, mi papá, mi hermano, mi abuela paterna y yo vivíamos juntos en casa y, como mi abuela tuvo apenas 7 hijos!!!, imaginen lo que era mi casa. Todos mis tíos y tías casados venían a casa con sus dos hijos cada uno, eramos fácil unas 45 personas para Nochebuena y Año Viejo y unos 20 que volvían en Navidad y Año Nuevo a comerse las sobras!!!!


Era fabuloso, mis primos "grandes" hacían locuras de esas que uno hacia de niño, estrellitas, algún "ring raje" o desinflar una rueda de algún auto estacionado con el palito de un chupetín (que antiguedad, y bue, ya superé los 40), cosas que uno recuerda con esa mezcla loca de trasgresión infantil y tontería.
En algún momento, comenzaban los villancicos, miles y desentonados pero muy lindos... mi familia es española, mayoritariamente andaluces y gallegos. En estas fiestas, prevalecian los andaluces porque eran muchos! Entonces cantabamos canciones típicas, escuchábamos flamenco, bailabamos pasodobles pero, para no ser muy acérrimos, también se mezclaban las tarantelas y algún otro baile de colectividades diversas... a determinada hora ya no existen las nacionalidades, no??


Tuve la suerte de tener a mi abuela, que era quien hacía estas fechas aún más especiales, hasta hace unos 15 años, tenía 96 hermosos años. Como en todas las familias, la vida misma en su dinamismo hace que todo cambie y nuestras navidades también cambiaron pero no por eso son menos especiales.

Ya estabamos casados y un par de años después se casó mi hermano Francisco, en el 2002 nació mi hermosa sobrina María Macarena (que lleva el nombre de mi abuela María), en el 2005 Agustina Pilar (quien también lleva el nombre de su bisabuela paterna Pilar), Fede, Ludmi... y así....


Las navidades ahora tienen un sabor especial, de ilusión de niños, de sorpresa, de re-unión. Siempre lo tuvieron pero es especial, no puedo negarlo y me llena de alegría llegar a esta época, me enciende el corazón y me da muchas más ganas que siempre de celebrar.

Y siempre me acompaña en el árbol navideño un adorno especial, pequeño gastado y casi imperceptible entre la cantidad de luminosas bolas y objetos de nuestro querido árbol: una campanita roja con moño dorado con una nota de mi abuela María dándonos su eterna bendición.

Bienvenido espíritu navideño!!!

Mi abuela María y mi hermano Francisco

1 comentario:

maria clara dijo...

que lindo cris , ademas hermoso el recuerdo de tu abuela !!
cariños !!